sábado, 12 de noviembre de 2011

(27) Típico.

La estación de trenes de Constitución, como cualquier otra tarde en semana laboral, se encontraba repleta de personas. Todos iban y venian por doquier. Unos a otros se tropezaban entre si con intensión de ganarse un lugar entre los andenes o por el simple instinto cotidiano de escaparle al matadero.
Jonás se detubo un momento sobre la pasarela que dividia los andenes 3 y 4. Un nauseabundo pero apetecible aroma a 'carne quemada de ayer' despertó en él un turbulento rugido que se manifestaba desde el interior de su estómago. El hambre se apoderaba de todo pensamiento y comenzaba a confundir sus emociones. Aunque Jonás no estaba seguro de todo lo que sentía ni de lo que, en consecuencia, haría.
Quíso encender un cigarrillo y súpo inmediatamente que su vientre; casi vacío, a no ser por los gáses típicos, no lo soportaría. Entonces miró a su alrededor y las personas allí replegadas por el andén, se movían como hormigas que iban y venían por la tierra invadida. Todo parecia el acto desesperado de la especie por subsistir; todas uniformes, todas apuradas pero serenas. Transportadas por el mero instinto de supervivencia. Todas en fila. Algunas se ocupaban de poner en resguardo a la reina, otras llevababan a las larvas al próximo refugio. Pero todas iban y venían armoniosamente dentro del completo caos.
Una obrera, la mas hambrienta, detubo sus seis extremidades ( izquierda - derecha; izquierda - derecha; izquierdo - derecho), ante el puesto de 'carne quemada de ayer' que se anunciaba como: '' Carlito's way II''. Y Jonás pensó por un instante en la pelicula protagonizada por el actor Al Paccino y automaticamente recordó a su padre, que adoraba a Jorge Porcel. Pero Jonás nunca había visto aquella pelicula, solo sabía que el gordo, el gordo de Las gatitas de Porcel había llegado a Hollywood. Y que dentro del staff de las gatitas, se encontraba Sabrina Oviedo, la gata favorita de su padre. - Ni cien de tu madre hacen una Sabrina Oviedo - le decía su padre. Y Jonás no pudo mas que recordar a Miss Loren, la gata de su prima de Mar del Plata.
Miró al que parecía ser el Carlitos del anuncio y le pidió una hamburguesa completa. Abonó y logró deborarse la 'carne quemada de ayer' antes de que el reloj de la estación diera las 14:51.
La reina continuaba fugitiva.

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