sábado, 21 de enero de 2012

(29) In the wonderland...

Alicia tenía en frente a Jonás pero Jonás no la entendía. Alicia se encontraba extasiada, lo tanteaba entero con sus ojos muertos. Porque Alicia era ciega. Y Alicia era Alicia. No se trataba de una puber mas. No, Alicia era la octava maravilla viva, de carne y hueso. Una maravilla a la cual le latía el corazón. Y lo mas maravilloso era que Alicia lo olía entero a Jonás, y era un olor que Alicia no sentía desde que perdió su capacidad de ver.
Alicia iba en el asiento trasero del Renault 21 de su padre. Una escapada a Chascomus para pascuas. Papá, mamá, el pequeño Juan y Lázaro, un Pastor Belga de 10 meses acompañaban a la jovencilla maravillada con el viaje. Mientras Juncito lloraba y mamá intentaba calmarlo, papá se molestaba con los ladridos de Lázaro que, ocico fuera, se mostraba desafiante a todo vehículo que sobrepasara a papá, incluyendo algunos teros que merodeaban en la ruta. - Te dije que dejaramos al perro en lo de tu madre! - Papá perdió de vista la carretera por un momento. Miraba a mamá cómo limpiaba el vómito del pequeño Juan de su conjunto de verano.
- Ya sabés que mamá no tiene tolerancia a los animales! Y mamá ya está grande para soportar a un bicho como es Lázaro.
- Tu madre es una yegua, amor. - Papá sintió náuseas tras finalizar la oración.
- Lázaro no es ningún bicho, má! - reclamó la niña mientras divertida imaginaba a su perro con alas que salían de su lómo y ojos tan grandes y tan fuera de sus cuencas que le parecía una mosca. - Lázaro es un perro mamá.
- Ya lo sé, querida. Lo siento. - y luego de disculparse mamá miró tan severamente a papá! Y en un segundo su mirada se tornó en sorpresa y horror. Papá la miraba a los ojos. Parecía enojado. Pero un segundo despues entristeció, casi rompe en llanto. Sus ojos! Sus ojos se veían tan tristes a travez del espejo retrovisor! Papá me miró y luego la tristeza se volvió en pánico. Lázaro saltó a travez de la ventanilla del auto y pequeño Juan continuaba llorando en brazos de mamá. Entonces un fuerte estruendo se escucho y todo se tornó oscuro.
La abuela Melchora hablaba con alguien. Todo resultaba borroso.
- (...) si, es así señora.
- Pero entonces no se puede hacer nada?
- Lo lamento mucho. Y es un milagro que aún esté con vida.
- Pero doctor...
- Es un proceso. El daño en el cerebro es real y la pérdida de la vista puede ser gradual. Eso lo verémos a travez del tratamiento.
Sus ojos se abrieron y notó que el cuarto era pequeño. Una ventana mostraba un cielo despejado, lleno de estrellas y coronado por una luna tan plateada como sonriente.
- Abuela eso, que es? La anciana abandonó al médico y acudió rapidamente a su joven nieta, su único pariente.
- Que cosa, querida?
- Eso, fuera de la ventana. Me guiñó un ojo!
- No querida, eso que ves es la luna mas hermosa que haya visto! - Pero Alicia había notado algo más.
- No abuela, es un gato y me está sonriendo.